Autor: Sade
Editorial: Valdemar
Número de páginas: 259
La filosofía en el tocador de Marqués de Sade:
"Cuando las mujeres entraron en el prelado, encontraron en el lugar a un abad gordo de cuarenta y cinco años, de rostro repugnante y de corpulencia gigantesca; en un canapé, leía La filosofía en el tocador", cuenta la heroína más famosa del Marqués de Sade, Justine, en la novela homónima. Y es que La filosofía en el tocador, publicada en 1795, un año después de que su autor saliera de la cárcel -bajo la acusación de "moderantismo"- pasa por ser la opus sadicum por excelencia.
La filosofía en el tocador contiene todos los recursos, personajes y situaciones de la narrativa de Sade; junto a las lecciones eróticas que imparten unos "preceptores inmorales", está el filósofo que repasa la situación de la sociedad y reduce a desnuda verdad los valores -glorificados en público, burlados en privado- del clero y la aristocracia. La formación teórica y práctica de la vida, del amor y las ideas que recibe la protagonista no es simplemente erotismo; distintas formas de censura han pretendido reducir a este autor a un catálogo de desviaciones sexuales que serían suficientes para encerrar sus libros en la cárcel de los manuales de psicoanálisis o patología. Otros sencillamente lo borraron de la historia de la literatura y de la filosofía, definiñendole como un libertino desenfrenado capaz de los mayores excesos, que habría escrito sus inmorales obras para incitar al resto de los mortales a desviaciones semejantes.

Marqués de Sade
Marqués de Sade
Otros nombres: Donatien Alphonse François de Sade
País: Francia
Nacimiento: Charenton-Saint-Maurice, 1740
Defunción: Val-de-Marne, 1814
Escritor francés, el Marques de Sade, cuyo verdadero nombre era Donatien Alphonse Françoise de Sade, es conocido por sus obras eróticas y transgresoras y de moral muy diferente a la de su propia época.
De familia aristócrata, la conducta de Sade nunca fue del agrado del poder establecido, ya que conoció la cárcel por diversos escándalos tanto bajo el régimen absolutista como tras la Revolución Francesa y la subida al trono de Napoleón.
En su infancia, Sade recibió una educación religiosa y militar, y en su adolescencia participó en la Guerra de los Siete Años, siendo destacado por su valentía. Acabó la guerra como capitán y se le licenció para volver a su hogar, donde se casó en 1763 con Renèe Pelage Cordier.
A partir de este momento, Sade comienza una vida licenciosa que en un principio se pudo ocultar por sus influencias, pero que, tras hacerse cargo de un teatro cerca de París, se vuelve más activa y llena de amantes y prostitutas, incluyendo algunas de las mujeres más deseadas en la corte, pese a carecer del dinero suficiente.
Tras varios escándalos, de los cuales el más famoso es el de Arcueil, acaba siete meses en prisión por flagelar a una mendiga. Es, sin embargo, el caso de Marsella, el que casi le costó la muerte al ser condenado por sodomía y envenenamiento. Huido de Francia en Italia y España -y perseguido por su suegra-, viajando de incógnito a su tierra natal (donde siguió provocando escándalos varios).
Así se mantuvo la situación hasta que Sade acudió al lecho de su madre moribunda en París, donde fue arrestado y encerrado en Vincennes y en La Bastilla donde permanecerá casi catorce años hasta la Revolución Francesa. Es en esta época que Sade escribió Justine, Aline y Valcour, además de Cuentos, historietas y fábulas. Su conducta rebelde llevó a que fuera trasladado a un psiquiátrico poco antes de la toma de la Bastilla, donde se perdieron 15 libros ahora relacionados con Los 120 días de Sodoma.
Tras ser librado, Sade trata de integrarse en la nueva sociedad revolucionaria como miembro de la comunidad teatral y también en el ámbito político, algo que más adelante también estuvo a punto de costarle la vida y la cárcel. En ésta época Sade siguió escribiendo, sobre todo teatro, y algunas obras narrativas.
En sus últimos años se le diagnosticó una demencia y ya bajo el poder Napoleónico, Sade fue recluido en el manicomio de Charenton donde moriría en 1814.
De familia aristócrata, la conducta de Sade nunca fue del agrado del poder establecido, ya que conoció la cárcel por diversos escándalos tanto bajo el régimen absolutista como tras la Revolución Francesa y la subida al trono de Napoleón.
En su infancia, Sade recibió una educación religiosa y militar, y en su adolescencia participó en la Guerra de los Siete Años, siendo destacado por su valentía. Acabó la guerra como capitán y se le licenció para volver a su hogar, donde se casó en 1763 con Renèe Pelage Cordier.
A partir de este momento, Sade comienza una vida licenciosa que en un principio se pudo ocultar por sus influencias, pero que, tras hacerse cargo de un teatro cerca de París, se vuelve más activa y llena de amantes y prostitutas, incluyendo algunas de las mujeres más deseadas en la corte, pese a carecer del dinero suficiente.
Tras varios escándalos, de los cuales el más famoso es el de Arcueil, acaba siete meses en prisión por flagelar a una mendiga. Es, sin embargo, el caso de Marsella, el que casi le costó la muerte al ser condenado por sodomía y envenenamiento. Huido de Francia en Italia y España -y perseguido por su suegra-, viajando de incógnito a su tierra natal (donde siguió provocando escándalos varios).
Así se mantuvo la situación hasta que Sade acudió al lecho de su madre moribunda en París, donde fue arrestado y encerrado en Vincennes y en La Bastilla donde permanecerá casi catorce años hasta la Revolución Francesa. Es en esta época que Sade escribió Justine, Aline y Valcour, además de Cuentos, historietas y fábulas. Su conducta rebelde llevó a que fuera trasladado a un psiquiátrico poco antes de la toma de la Bastilla, donde se perdieron 15 libros ahora relacionados con Los 120 días de Sodoma.
Tras ser librado, Sade trata de integrarse en la nueva sociedad revolucionaria como miembro de la comunidad teatral y también en el ámbito político, algo que más adelante también estuvo a punto de costarle la vida y la cárcel. En ésta época Sade siguió escribiendo, sobre todo teatro, y algunas obras narrativas.
En sus últimos años se le diagnosticó una demencia y ya bajo el poder Napoleónico, Sade fue recluido en el manicomio de Charenton donde moriría en 1814.
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